Nuestra fe. Creemos que...
1.- La Biblia
Creemos que la Biblia es la revelación divina dada por Dios a los hombres por medio de siervos inspirados por el Espíritu Santo de tal manera que no erraron en la transmisión de ella. La Biblia es la última autoridad entre Dios y los hombres. La Biblia no “contiene” la Palabra de Dios, sino que la Biblia ES la Palabra de Dios. (2 Timoteo 3:15, 16)
2.- El Dios verdadero
Hay un Dios personal, el Dios vivo y verdadero, manifestado en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios es el Creador de todo lo que existe, inclusive del hombre (Génesis 1:1). Dios es omnipotente (todo lo puede), omnipresente (está en todo lugar sin limitación) y omnisciente (todo lo sabe).
3.- El Señor Jesucristo
Es el Hijo Eterno de Dios, quien se humilló a sí mismo, despojándose de Su Gloria Eterna, haciéndose hombre. Nacido de María y por obra del Espíritu Santo, vivió como hombre igual que nosotros y fue tentado en todo, pero sin pecar (Hebreos 4:15; 2:14). En el Calvario fue hecho pecado, llevando así los pecados de la humanidad (2 Corintios 5:21). Por eso es el único Mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5, 6). Resucitó al tercer día cumpliendo la Escritura y después ascendió al trono de Dios, Su Padre, siendo revestido de Su Gloria Eterna (Filipenses 2:6-9). Ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos (Hechos 1:10, 11 / Juan 5:28, 29).
4.- El Espíritu Santo
Es la tercera persona de la Trinidad; es el que actúa en el mundo, igual en poder y en gloria con el Padre y con el Hijo, y debe ser amado, obedecido y honrado. El redarguye, convence de pecado, de justicia y de juicio. Por medio de Su entrada en el corazón el pecador es salvo y hecho hijo de Dios (Juan 16:7-10). Cuando una persona acepta a Jesucristo como Salvador de su alma, el Espíritu Santo viene a morar a su corazón. El creyente ES el templo del Espíritu Santo (Juan 20:22 / 1 Juan 4:13). Creemos también que Dios BAUTIZA en el Espíritu Santo cuando en una búsqueda profunda del Señor en oración la presencia de su Espíritu invade todo nuestro ser de una forma difícil de explicar y con la invidencia de hablar en otras lenguas (Hechos 2:1-4) Creemos que Dios ha dado sus dones a la Iglesia (1 Corintios 12:7-11) y todos repartidos por el Espíritu Santo para edificar el cuerpo de Cristo.
5.- El hombre
El hombre fue hecho a la imagen y semejanza de Dios, espíritu, alma y cuerpo (Génesis 1:26, 27). Esto hace que el hombre sea un ser personal. El espíritu (también llamado corazón) es la persona, el ser y es la vida que vino de Dios, el soplo de Dios (soplo nos habla de espíritu – Génesis 2:7) que da aliento de vida (Hebreos 12:9). El alma es la manifestación del espíritu en el cuerpo, la sede de las emociones que interactivo con la mente (entendimiento) y razonamiento (Romanos 12:2 / Efesios 4:23). El cuerpo es la parte material tangible del hombre, templo y morada de Dios (Génesis 2:7 / Romanos 8:11; 12:1 / 1 Corintios 6:13, 15, 19). Por su desobediencia y rebelión, el hombre cayó en pecado y llegó a estar muerto en pecados, siervo de pecado, hijo de desobediencia e hijo de ira (Efesios 2:1-3; 4: 17-19). El castigo fruto de este pecado consiste en la muerte espiritual, la perdición, la separación de Dios, la muerte física, y finalmente el infierno y el lago de fuego (Génesis 2:17; 3:1-24 / Romanos 1:18, 32: 3:19 / Apocalipsis 20:11-15).
El hombre renacido por haber recibido a Jesús como su Salvador personal, es una nueva criatura. Ha pasado de muerte a vida. Tiene la naturaleza de Cristo y su meta suprema es ser hecho a la imagen del Hijo de Dios cuando el Señor venga a buscar a su Iglesia (Juan 3:1-7 / 2 Corintios 5:17 / Romanos 6:3-7 / Efesios 5:18).
6.- La Iglesia
Es el cuerpo de Jesucristo, el propósito eterno de Dios. La forman los redimidos en la sangre de Jesucristo (las personas, no los edificios) a través de todas las edades y de todas nacionalidades y razas que se han arrepentido de sus pecados y han recibido a Jesucristo como su Salvador personal (Juan 10:16 / Efesios 1:7, 10, 22, 23; 4:4 / Hechos 2:47). El propósito de la Iglesia es tripartito: a) Hacer conocer el Evangelio a todo hombre (Marcos 16:15). b) Hacer conocer a principados y potestades la múltiple sabiduría de Dios (Efesios 3:10). c) Manifestar la plenitud de Cristo (Efesios 3:17-19).